También caen productos clave de la dieta mediterránea como el zumo —de 10,1 a 5,57 litros—, el pan, la leche líquida y el pescado.
En contraste, suben los platos preparados —un 35% más—, así como los frutos secos y el agua envasada. Esta transformación en los hábitos alimentarios refleja cambios sociales, pero también plantea un reto económico y sanitario para un país que históricamente ha basado su modelo de consumo en productos frescos y saludables.
También caen productos clave de la dieta mediterránea como el zumo —de 10,1 a 5,57 litros—, el pan, la leche líquida y el pescado.
En contraste, suben los platos preparados —un 35% más—, así como los frutos secos y el agua envasada. Esta transformación en los hábitos alimentarios refleja cambios sociales, pero también plantea un reto económico y sanitario para un país que históricamente ha basado su modelo de consumo en productos frescos y saludables.