Se trata de un alimento paradigmático por su importancia en nuestra dieta mediterránea y la escalada de las cotizaciones en los lineales ha supuesto un serio problema en nuestro territorio. Su precio se ha incrementado en los supermercados, principal canal de venta de este producto, superando el 70% de tasa interanual de crecimiento en algunos meses, según el IPC. El aceite de oliva virgen extra alcanzó su precio máximo en febrero de 2024 con 10,21 €/l, un 169% más que el valor más bajo de estos últimos cuatro años (3,80€/l en julio de 2020), según datos de COAG. A pesar de que el gasto de los hogares en este alimento saludable no es elevado respecto del total del desembolso en alimentación, esta situación ha podido dificultar su acceso a algunas personas, así como su sustitución por grasas más baratas.