

A pesar de ser el alimento básico más consumido del planeta, el comercio internacional del arroz sigue altamente concentrado: Asia controla el 90% de la producción y del consumo, mientras que India aporta el 40% de las exportaciones. Esta dependencia estructural deja a regiones enteras —como África subsahariana— expuestas a decisiones políticas ajenas.
Los analistas anticipan que los precios seguirán cayendo hasta finales de 2025, con una estabilización prevista para 2026, en niveles no vistos en diez años. Para muchos productores, esta tendencia ya compromete su rentabilidad, obligando a países como Filipinas o Indonesia a intervenir para proteger sus mercados. El sector, una vez más, demuestra su vulnerabilidad ante desequilibrios que nadie parece capaz de corregir.


A pesar de ser el alimento básico más consumido del planeta, el comercio internacional del arroz sigue altamente concentrado: Asia controla el 90% de la producción y del consumo, mientras que India aporta el 40% de las exportaciones. Esta dependencia estructural deja a regiones enteras —como África subsahariana— expuestas a decisiones políticas ajenas.
Los analistas anticipan que los precios seguirán cayendo hasta finales de 2025, con una estabilización prevista para 2026, en niveles no vistos en diez años. Para muchos productores, esta tendencia ya compromete su rentabilidad, obligando a países como Filipinas o Indonesia a intervenir para proteger sus mercados. El sector, una vez más, demuestra su vulnerabilidad ante desequilibrios que nadie parece capaz de corregir.