

La propuesta expositiva abarcó 2 485 empresas de 64 países, ocupando 78 212 m², lo que supone un ascenso del 11% en superficie y del 13% en número de expositores frente a 2024.
Y lo más relevante económicamente: el impacto estimado en Madrid supera los 407 millones de euros y contribuye al mantenimiento de 3 066 empleos.
Este tipo de datos deja claro que el sector no solo está exportando kilos y contenedores, sino que está generando capacidad de atracción internacional, conexiones B2B y empleo de alto valor añadido. Pero detrás del éxito hay reto estructural: el hortofrutícola español, líder europeo con una producción de más de 27 millones de toneladas, depende en gran parte del 60% de esta producción que se exporta.
Si la feria sirve como termómetro, el desafío ahora es consolidar la competitividad, mejorar la cadena de valor interna —desde la producción hasta la logística — y no quedar anclados en un efecto de exhibición que no se traduzca en márgenes más sostenibles para los productores. La presencia global es imprescindible, pero sin un esquema económico interno robusto el crecimiento podría quedarse fuera de campo.


La propuesta expositiva abarcó 2 485 empresas de 64 países, ocupando 78 212 m², lo que supone un ascenso del 11% en superficie y del 13% en número de expositores frente a 2024.
Y lo más relevante económicamente: el impacto estimado en Madrid supera los 407 millones de euros y contribuye al mantenimiento de 3 066 empleos.
Este tipo de datos deja claro que el sector no solo está exportando kilos y contenedores, sino que está generando capacidad de atracción internacional, conexiones B2B y empleo de alto valor añadido. Pero detrás del éxito hay reto estructural: el hortofrutícola español, líder europeo con una producción de más de 27 millones de toneladas, depende en gran parte del 60% de esta producción que se exporta.
Si la feria sirve como termómetro, el desafío ahora es consolidar la competitividad, mejorar la cadena de valor interna —desde la producción hasta la logística — y no quedar anclados en un efecto de exhibición que no se traduzca en márgenes más sostenibles para los productores. La presencia global es imprescindible, pero sin un esquema económico interno robusto el crecimiento podría quedarse fuera de campo.