Sin embargo, este reparto extra, que supone apenas un 5% más sobre lo ya percibido, evidencia la ineficiencia en la gestión de fondos europeos: el remanente de 100 millones procede de ayudas no utilizadas a tiempo, quedando expedientes aún pendientes de cobro a falta de controles administrativos.
Mientras el sector agrario afronta costes de producción disparados, sequías recurrentes y una presión creciente en precios, la PAC sigue mostrando carencias en su capacidad para inyectar liquidez real y rápida a quienes sostienen la producción alimentaria del país. La cuestión clave es si estos ajustes de última hora son soluciones estructurales o simples parches financieros.
Sin embargo, este reparto extra, que supone apenas un 5% más sobre lo ya percibido, evidencia la ineficiencia en la gestión de fondos europeos: el remanente de 100 millones procede de ayudas no utilizadas a tiempo, quedando expedientes aún pendientes de cobro a falta de controles administrativos.
Mientras el sector agrario afronta costes de producción disparados, sequías recurrentes y una presión creciente en precios, la PAC sigue mostrando carencias en su capacidad para inyectar liquidez real y rápida a quienes sostienen la producción alimentaria del país. La cuestión clave es si estos ajustes de última hora son soluciones estructurales o simples parches financieros.