La producción tradicional apenas subió un 0,6%, con Alemania liderando con 7.200 millones de litros, seguida de España con 4.000 millones y Polonia con 3.400 millones. Sin embargo, el motor del negocio se resiente: los Países Bajos, primer exportador, recortaron sus envíos un 12%, mientras que Francia lideró las importaciones con 800 millones de litros, muy por encima de los casi 600 millones de España y Alemania. Con un mercado que depende de grandes productores y de intercambios comerciales desiguales, la industria europea de la cerveza gana litros, pero pierde impulso económico, dejando al descubierto la fragilidad de su modelo frente a la competencia global y el estancamiento del consumo interno.
La producción tradicional apenas subió un 0,6%, con Alemania liderando con 7.200 millones de litros, seguida de España con 4.000 millones y Polonia con 3.400 millones. Sin embargo, el motor del negocio se resiente: los Países Bajos, primer exportador, recortaron sus envíos un 12%, mientras que Francia lideró las importaciones con 800 millones de litros, muy por encima de los casi 600 millones de España y Alemania. Con un mercado que depende de grandes productores y de intercambios comerciales desiguales, la industria europea de la cerveza gana litros, pero pierde impulso económico, dejando al descubierto la fragilidad de su modelo frente a la competencia global y el estancamiento del consumo interno.