Pero la realidad es menos optimista. Las restricciones comerciales a bienes de IA se han disparado de 130 en 2012 a casi 500 en 2024, mientras que algunos países mantienen aranceles de hasta el 45%, frenando el acceso a la tecnología. La brecha digital sigue siendo profunda: si las economías de ingresos bajos redujeran esa distancia en un 50%, sus ingresos apenas crecerían un 15%, muy por debajo del potencial de los países más avanzados.
El informe advierte que sin políticas equilibradas de inversión, educación y regulación, el comercio impulsado por la IA puede agrandar la desigualdad global, consolidando beneficios en manos de unos pocos mientras millones de trabajadores y economías enteras quedan rezagados.
Pero la realidad es menos optimista. Las restricciones comerciales a bienes de IA se han disparado de 130 en 2012 a casi 500 en 2024, mientras que algunos países mantienen aranceles de hasta el 45%, frenando el acceso a la tecnología. La brecha digital sigue siendo profunda: si las economías de ingresos bajos redujeran esa distancia en un 50%, sus ingresos apenas crecerían un 15%, muy por debajo del potencial de los países más avanzados.
El informe advierte que sin políticas equilibradas de inversión, educación y regulación, el comercio impulsado por la IA puede agrandar la desigualdad global, consolidando beneficios en manos de unos pocos mientras millones de trabajadores y economías enteras quedan rezagados.