En este contexto, la almendra europea emerge como un cultivo estratégico y sostenible. Con más de 800.000 hectáreas en España y Portugal, el 79% en secano, este fruto seco ayuda a combatir la desertificación, proteger el suelo y frenar la propagación del fuego.
Solo en España, 9 millones de hectáreas están en riesgo alto o muy alto de degradación, y se pierden 30 toneladas de suelo por hectárea al año, diez veces más de lo tolerable. En zonas con pendientes, como muchas donde se cultiva el almendro, este árbol actúa como barrera natural contra la erosión y las lluvias torrenciales.
Además, su impacto positivo sobre la biodiversidad y la microvida del suelo lo posicionan como aliado clave del campo mediterráneo frente al cambio climático.
En este contexto, la almendra europea emerge como un cultivo estratégico y sostenible. Con más de 800.000 hectáreas en España y Portugal, el 79% en secano, este fruto seco ayuda a combatir la desertificación, proteger el suelo y frenar la propagación del fuego.
Solo en España, 9 millones de hectáreas están en riesgo alto o muy alto de degradación, y se pierden 30 toneladas de suelo por hectárea al año, diez veces más de lo tolerable. En zonas con pendientes, como muchas donde se cultiva el almendro, este árbol actúa como barrera natural contra la erosión y las lluvias torrenciales.
Además, su impacto positivo sobre la biodiversidad y la microvida del suelo lo posicionan como aliado clave del campo mediterráneo frente al cambio climático.