El repunte se debe, sobre todo, al encarecimiento de los carburantes y, en menor medida, al aumento de precios en alimentos y bebidas no alcohólicas. La inflación subyacente, que excluye energía y alimentos frescos, se mantiene también en el 2,2%, igual que la estimación del IPCA armonizado.
Esta estabilización en los precios básicos, sumada a los repuntes energéticos, pone presión sobre los bolsillos de los consumidores y deja en el aire la evolución de la política monetaria en los próximos meses.
El repunte se debe, sobre todo, al encarecimiento de los carburantes y, en menor medida, al aumento de precios en alimentos y bebidas no alcohólicas. La inflación subyacente, que excluye energía y alimentos frescos, se mantiene también en el 2,2%, igual que la estimación del IPCA armonizado.
Esta estabilización en los precios básicos, sumada a los repuntes energéticos, pone presión sobre los bolsillos de los consumidores y deja en el aire la evolución de la política monetaria en los próximos meses.