Hoy, el 98,91% de los alimentos se comercializan, lo que supone un récord para el sector. Pero detrás de estas cifras, la lectura es más compleja: el modelo sigue dependiendo de una logística férrea y de políticas que, en ocasiones, desplazan el coste hacia productores y pequeños comercios. Los consumidores también marcan tendencia: 7 de cada 10 valoran descuentos en productos próximos a caducar y un 62% exige envases más prácticos, señal de que el ahorro y la innovación van de la mano. El avance es innegable, pero la gran incógnita sigue siendo si la reducción del desperdicio es fruto de una verdadera transformación estructural… o de un cálculo económico que favorece solo a los grandes distribuidores.
Hoy, el 98,91% de los alimentos se comercializan, lo que supone un récord para el sector. Pero detrás de estas cifras, la lectura es más compleja: el modelo sigue dependiendo de una logística férrea y de políticas que, en ocasiones, desplazan el coste hacia productores y pequeños comercios. Los consumidores también marcan tendencia: 7 de cada 10 valoran descuentos en productos próximos a caducar y un 62% exige envases más prácticos, señal de que el ahorro y la innovación van de la mano. El avance es innegable, pero la gran incógnita sigue siendo si la reducción del desperdicio es fruto de una verdadera transformación estructural… o de un cálculo económico que favorece solo a los grandes distribuidores.