La categoría total de bebidas alcanza ya los 166.000 millones de euros, un 23% del gasto en alimentación, pero la clave está en su composición: mientras el alcohol cae un 1,8%, hasta los 68.000 millones, las bebidas no alcohólicas crecen un 5,1%, rozando los 97.000 millones.
El consumo se orienta hacia refrescos funcionales, kombucha y bebidas con proteínas, que representan el 60% de las ventas. Este cambio no es coyuntural, es estructural: el consumidor busca salud, sostenibilidad y propósito, mientras las marcas tradicionales pierden relevancia.
El futuro del sector pasa por la innovación real, la sostenibilidad rentable y la reinvención del modelo de negocio. En la nueva economía del bienestar, quien no evolucione quedará fuera del mercado.
La categoría total de bebidas alcanza ya los 166.000 millones de euros, un 23% del gasto en alimentación, pero la clave está en su composición: mientras el alcohol cae un 1,8%, hasta los 68.000 millones, las bebidas no alcohólicas crecen un 5,1%, rozando los 97.000 millones.
El consumo se orienta hacia refrescos funcionales, kombucha y bebidas con proteínas, que representan el 60% de las ventas. Este cambio no es coyuntural, es estructural: el consumidor busca salud, sostenibilidad y propósito, mientras las marcas tradicionales pierden relevancia.
El futuro del sector pasa por la innovación real, la sostenibilidad rentable y la reinvención del modelo de negocio. En la nueva economía del bienestar, quien no evolucione quedará fuera del mercado.