

El 67,8% del olivar español es de secano y depende totalmente de la lluvia, un recurso cada vez más escaso. A ello se suman costes de producción al alza y precios inestables, que están hundiendo la rentabilidad de las explotaciones tradicionales.
Las existencias finales de la pasada campaña, en torno a 290.000 toneladas, y una demanda firme —más de un millón en exportación y medio millón en el mercado interno— anticipan nuevas tensiones en el mercado.
El sector reclama una política nacional del agua que garantice eficiencia hídrica, inversión y futuro para un cultivo que sigue siendo pilar económico y cultural del campo español.


El 67,8% del olivar español es de secano y depende totalmente de la lluvia, un recurso cada vez más escaso. A ello se suman costes de producción al alza y precios inestables, que están hundiendo la rentabilidad de las explotaciones tradicionales.
Las existencias finales de la pasada campaña, en torno a 290.000 toneladas, y una demanda firme —más de un millón en exportación y medio millón en el mercado interno— anticipan nuevas tensiones en el mercado.
El sector reclama una política nacional del agua que garantice eficiencia hídrica, inversión y futuro para un cultivo que sigue siendo pilar económico y cultural del campo español.