Es un aumento de 13 puntos respecto a 2024. Aunque el 90 % prioriza la salud, solo el 28 % logra mantener hábitos saludables, debido también a la falta de tiempo y escasa oferta asequible. El 64 % cree que comer fresco es más caro, pero 8 de cada 10 lo incluye en su cesta semanal.
Más del 68 % consulta la información nutricional y el 51,8 % prefiere productos de proximidad. Además, el 91 % relaciona lo que come con su estado emocional, reforzando la visión de una alimentación conectada al bienestar. La brecha entre intención y capacidad económica marca el futuro del consumo responsable en España.
Es un aumento de 13 puntos respecto a 2024. Aunque el 90 % prioriza la salud, solo el 28 % logra mantener hábitos saludables, debido también a la falta de tiempo y escasa oferta asequible. El 64 % cree que comer fresco es más caro, pero 8 de cada 10 lo incluye en su cesta semanal.
Más del 68 % consulta la información nutricional y el 51,8 % prefiere productos de proximidad. Además, el 91 % relaciona lo que come con su estado emocional, reforzando la visión de una alimentación conectada al bienestar. La brecha entre intención y capacidad económica marca el futuro del consumo responsable en España.