Las grandes cadenas, desde Mercadona hasta Lidl, refuerzan su apuesta, mientras emergen locales especializados. Pero la realidad es que este sector avanza con desequilibrios: la innovación en platos saludables, envases sostenibles y digitalización contrasta con una fuerte presión en márgenes, logística y costes de implantación.
La introducción de envases con RFID, los espacios específicos en punto de venta o el auge del “click & collect” no son solo tendencias, son inversiones que exigen a la distribución adaptarse a un consumidor más exigente y menos fiel.
De solución rápida, la comida preparada pasa a ser un pilar estratégico del retail. El reto no es vender más, sino construir rentabilidad en un mercado en plena revolución.
Las grandes cadenas, desde Mercadona hasta Lidl, refuerzan su apuesta, mientras emergen locales especializados. Pero la realidad es que este sector avanza con desequilibrios: la innovación en platos saludables, envases sostenibles y digitalización contrasta con una fuerte presión en márgenes, logística y costes de implantación.
La introducción de envases con RFID, los espacios específicos en punto de venta o el auge del “click & collect” no son solo tendencias, son inversiones que exigen a la distribución adaptarse a un consumidor más exigente y menos fiel.
De solución rápida, la comida preparada pasa a ser un pilar estratégico del retail. El reto no es vender más, sino construir rentabilidad en un mercado en plena revolución.