

El retroceso es especialmente grave en la naranja, que pasa de 8.469 toneladas en 2020 a 3.639 en 2024. Productos como la ciruela, la mandarina o incluso el caquí, recién incorporado a los protocolos fitosanitarios, también han caído con fuerza. El sector achaca las dificultades a un entorno proteccionista y a la lentitud de los protocolos bilaterales, pero lo cierto es que España sigue sin consolidarse fuera de Europa.
A día de hoy, el país solo cuenta con acuerdos para un número limitado de productos y sigue dependiendo casi por completo del mercado comunitario. El reciente protocolo para exportar cerezas abre una nueva puerta, pero llega tarde y no resuelve el problema de fondo: la debilidad estructural del modelo exportador español en mercados lejanos.


El retroceso es especialmente grave en la naranja, que pasa de 8.469 toneladas en 2020 a 3.639 en 2024. Productos como la ciruela, la mandarina o incluso el caquí, recién incorporado a los protocolos fitosanitarios, también han caído con fuerza. El sector achaca las dificultades a un entorno proteccionista y a la lentitud de los protocolos bilaterales, pero lo cierto es que España sigue sin consolidarse fuera de Europa.
A día de hoy, el país solo cuenta con acuerdos para un número limitado de productos y sigue dependiendo casi por completo del mercado comunitario. El reciente protocolo para exportar cerezas abre una nueva puerta, pero llega tarde y no resuelve el problema de fondo: la debilidad estructural del modelo exportador español en mercados lejanos.