El fenómeno es claro: tres de cada diez familias eligen supermercado por el precio de sus marcas propias, y el 75% valora la relación calidad-precio como factor decisivo. De hecho, la marca propia ya representa más de la mitad de la cesta de la compra, un 53%, con un gasto medio anual de 1.258 euros por hogar.
Aunque se destaca un ahorro de hasta el 15% en productos no frescos, el auge de la marca propia genera una dependencia preocupante de los consumidores hacia un número reducido de cadenas. En un contexto de precios ajustados y márgenes mínimos para proveedores, el modelo de descuento gana terreno, pero deja la incógnita de si este avance supone realmente un beneficio equilibrado para toda la cadena alimentaria, o si refuerza la concentración de poder en la gran distribución.
El fenómeno es claro: tres de cada diez familias eligen supermercado por el precio de sus marcas propias, y el 75% valora la relación calidad-precio como factor decisivo. De hecho, la marca propia ya representa más de la mitad de la cesta de la compra, un 53%, con un gasto medio anual de 1.258 euros por hogar.
Aunque se destaca un ahorro de hasta el 15% en productos no frescos, el auge de la marca propia genera una dependencia preocupante de los consumidores hacia un número reducido de cadenas. En un contexto de precios ajustados y márgenes mínimos para proveedores, el modelo de descuento gana terreno, pero deja la incógnita de si este avance supone realmente un beneficio equilibrado para toda la cadena alimentaria, o si refuerza la concentración de poder en la gran distribución.