El pacto elimina aranceles para frutos secos, frutas y hortalizas procedentes de Estados Unidos, pero mantiene el 15% de arancel que penaliza las exportaciones europeas hacia el mercado norteamericano.
Las cifras son claras: la UE importa cada año 478.000 toneladas de frutos secos estadounidenses, frente a solo 111.700 toneladas de frutas y hortalizas. España absorbe el 23% de este volumen, más de 110.000 toneladas, situándose como segundo destino tras Alemania. Entre ambos países concentran la mitad de las compras comunitarias.
El problema es que, mientras Europa se abre, productos españoles clave como el ajo y la cebolla, que representan el 72,7% de nuestras exportaciones hortofrutícolas a Estados Unidos, siguen atrapados por esos aranceles.
El discurso oficial habla de comercio justo y equilibrado, pero la realidad es que el acuerdo compromete la competitividad del sector español y evidencia la falta de reciprocidad en una relación que sigue marcada por asimetrías económicas.
El pacto elimina aranceles para frutos secos, frutas y hortalizas procedentes de Estados Unidos, pero mantiene el 15% de arancel que penaliza las exportaciones europeas hacia el mercado norteamericano.
Las cifras son claras: la UE importa cada año 478.000 toneladas de frutos secos estadounidenses, frente a solo 111.700 toneladas de frutas y hortalizas. España absorbe el 23% de este volumen, más de 110.000 toneladas, situándose como segundo destino tras Alemania. Entre ambos países concentran la mitad de las compras comunitarias.
El problema es que, mientras Europa se abre, productos españoles clave como el ajo y la cebolla, que representan el 72,7% de nuestras exportaciones hortofrutícolas a Estados Unidos, siguen atrapados por esos aranceles.
El discurso oficial habla de comercio justo y equilibrado, pero la realidad es que el acuerdo compromete la competitividad del sector español y evidencia la falta de reciprocidad en una relación que sigue marcada por asimetrías económicas.