En los últimos meses, el precio de los fertilizantes ha comenzado a estabilizarse tras más de dos años de volatilidad, lo que da un respiro a los productores de América Latina, Asia y Europa del Este. Sin embargo, las sequías prolongadas y el estrés hídrico siguen amenazando la producción de cereales en regiones críticas como el sur de Estados Unidos, Australia y el norte de África.
Por otro lado, la presión regulatoria se intensifica. La Unión Europea avanza en la implementación de su Estrategia “De la Granja a la Mesa”, exigiendo mayores estándares de sostenibilidad y trazabilidad, lo que obliga a los exportadores de terceros países a adaptar procesos si quieren seguir accediendo al mercado comunitario. China, por su parte, refuerza su apuesta por la seguridad alimentaria interna y consolida alianzas estratégicas en América Latina para garantizar el suministro de soja, carne y productos hortofrutícolas.
En paralelo, la tecnología continúa abriendo oportunidades. Las inversiones en FoodTech y AgriTech han superado los 15.000 millones de dólares en el primer semestre de 2025, con foco en inteligencia artificial, agricultura regenerativa y proteínas alternativas. El interés de los grandes fondos por startups biotecnológicas es una señal clara de que la innovación será determinante para enfrentar los retos del sistema alimentario global.
Y mientras la demanda internacional se diversifica, las marcas agroalimentarias deben trabajar más que nunca en comunicación, sostenibilidad y diferenciación. En un entorno tan competitivo y vigilado, tener una buena historia que contar ya no es una opción, sino una necesidad comercial.
En los últimos meses, el precio de los fertilizantes ha comenzado a estabilizarse tras más de dos años de volatilidad, lo que da un respiro a los productores de América Latina, Asia y Europa del Este. Sin embargo, las sequías prolongadas y el estrés hídrico siguen amenazando la producción de cereales en regiones críticas como el sur de Estados Unidos, Australia y el norte de África.
Por otro lado, la presión regulatoria se intensifica. La Unión Europea avanza en la implementación de su Estrategia “De la Granja a la Mesa”, exigiendo mayores estándares de sostenibilidad y trazabilidad, lo que obliga a los exportadores de terceros países a adaptar procesos si quieren seguir accediendo al mercado comunitario. China, por su parte, refuerza su apuesta por la seguridad alimentaria interna y consolida alianzas estratégicas en América Latina para garantizar el suministro de soja, carne y productos hortofrutícolas.
En paralelo, la tecnología continúa abriendo oportunidades. Las inversiones en FoodTech y AgriTech han superado los 15.000 millones de dólares en el primer semestre de 2025, con foco en inteligencia artificial, agricultura regenerativa y proteínas alternativas. El interés de los grandes fondos por startups biotecnológicas es una señal clara de que la innovación será determinante para enfrentar los retos del sistema alimentario global.
Y mientras la demanda internacional se diversifica, las marcas agroalimentarias deben trabajar más que nunca en comunicación, sostenibilidad y diferenciación. En un entorno tan competitivo y vigilado, tener una buena historia que contar ya no es una opción, sino una necesidad comercial.