Según CaixaBank Research, la producción agroalimentaria crece un 1,4% interanual en el primer semestre, mientras las exportaciones aumentan un 5,6% en valor, devolviendo al sector a niveles prepandemia.
España se mantiene como cuarta potencia exportadora de la UE y octava del mundo, con una cuota del 3,4% del mercado global, pero el entorno se complica. Los precios a la baja en aceites y frutas, junto a barreras arancelarias en EEUU y China, presionan la rentabilidad del sector, que debe acelerar su diversificación geográfica.
A pesar del dinamismo, el peso del sector primario sigue rezagado, aportando solo un 2,7% al PIB, frente al 3% previo a la pandemia. Mientras tanto, la industrialización gana terreno: Madrid, Catalunya y la Comunidad Valenciana lideran un cambio estructural que marca una nueva etapa para el campo español, más competitivo, pero también más vulnerable ante un comercio global cada vez más proteccionista.
Según CaixaBank Research, la producción agroalimentaria crece un 1,4% interanual en el primer semestre, mientras las exportaciones aumentan un 5,6% en valor, devolviendo al sector a niveles prepandemia.
España se mantiene como cuarta potencia exportadora de la UE y octava del mundo, con una cuota del 3,4% del mercado global, pero el entorno se complica. Los precios a la baja en aceites y frutas, junto a barreras arancelarias en EEUU y China, presionan la rentabilidad del sector, que debe acelerar su diversificación geográfica.
A pesar del dinamismo, el peso del sector primario sigue rezagado, aportando solo un 2,7% al PIB, frente al 3% previo a la pandemia. Mientras tanto, la industrialización gana terreno: Madrid, Catalunya y la Comunidad Valenciana lideran un cambio estructural que marca una nueva etapa para el campo español, más competitivo, pero también más vulnerable ante un comercio global cada vez más proteccionista.